Miró el cadaver con el ceño fruncido por un largo tiempo. Con tanta hambre, había olvidado tener cuidado, y se había manchado enteramente de sangre. Su bañera se veía tal como se vería el lugar donde hubieran asesinado a alguien. Lo que exactamente había pasado.

Primero, pensó, debería sacar el cadaver de la bañera, envolverlo y botarlo por ahí. Sin esfuerzo alguno hizo todo el trabajo, evitando mancharse más de lo que ya estaba. Aunque era inútil.
En cuanto se hubo deshecho de él, se quedó mirando fijamente la bañera. Parecía que la condesa Báthory se había bañado allí, en uno de sus famosos rituales de sangre, muy aclamado entre los vampiros. Nina se quedó pensativa, algún día haría eso.
Se agachó, y trató de limpiar la sangre con sus manos. Pero no pudo contenerse, y acabó lamiéndose los dedos. Ahhh... cómo le encantaba la sangre.
De pronto, un ruido lejano interrumpió su tarea nocturna. Era un auto, un auto entrando en el garaje. Sus padres habían llegado. Asustada, se incorporó rápidamente. La puerta del baño se abrió despacio. Dos sombras oscuras se asomaron.
-¿Nina? ¿Qué est... -Sus padres miraron a su alrededor, aturdidos. Luego posaron nuevamente su mirada en ella. La miraban de forma reprobatoria. Nina solo atinó a decir una cosa:
-¡Ups!
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