viernes, 18 de febrero de 2011

Venganza

Sucumbes ante mis ojos con una agonía infinita; la agonía de la venganza. Ver el sufrimiento que te produce tu propia causa es delicioso. Es fascinante.
Te retuerces de dolor y yo te miro tranquilamente. Puedo ver que tus ojos suplican piedad.
¿Piedad?
¿Acaso tú la tuviste conmigo?
¿Acaso tú hiciste algo cuando el dolor me había tocado?
¿Acaso tú, cuando me consumía viva, te preocupaste en otra cosa que no sea avivar las llamas que me quemaban?
No, no lo hiciste. Y ahora ya es tarde para arrepentirte. Esta es mi venganza… y tu karma.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Mi conversión


Es una calle oscura. Larga y angosta. Camino lentamente, teniendo cuidado en mis pasos. Cada uno de ellos es inseguro y avanza con cautela. Cada uno de ellos puede traicionarme en tan solo un segundo. Mi figura oscura se confunde con las sombras.
De pronto! Un ruido. Mas pasos, se acercan. Mi intuición me advierte del peligro. Empiezo a correr. Corro y corro y la calle no se acaba. Incluso se hace mas larga. El miedo se apodera de mí. Mi cara se desfigura del terror.
Un momento de luz! Ilumina frente a mí, hacia donde voy, gloriosa. Parece ser la salvación. Es el mundo de la luz, que me llama.
Pero no. La duda me arrasa.
Ese mundo; iluminado, es el que me ha despreciado. El que no me ha aceptado como soy, es el que me llama. El que me insulta, el que me aparta. El mundo de la luz es el mundo ignorante. Miro hacia atrás: el mundo de las sombras está allí, en la oscuridad.
Mis pasos se van volviendo lentos, cambiando de opinión. En realidad, ya tomé la decisión.
Doy media vuelta, hacia lo que se acerca. Miro a las sombras con gesto desafiante, con rígida resignación. Mi perseguidor se detiene un rato, sorprendido por mi parecer. Luego sonríe mirándome. Veo sangre en su boca; no soy la primera. Sonrío yo también, y lo invito a proseguir.
En segundos dos agudos filos traspasan mi cuello. Grito de dolor, pero aún así no me aparto. Espero valientemente a que acabe la agonía.
Y ya soy una de ellos.